martes, octubre 08, 2013

Fotos Marchitas


Era cliente por temporadas. Pasaba meses, incluso años, por cualquier parte del mundo, tomando fotos de alguna perdida guerra, para faltarle tiempo a su vuelta de prodigar en el whisky del Korova el puñado de miseria que había conseguido ganar.
            A Arthur Dorff no le gustaba hablar. Lo que tenía que decir lo hacía con fotos. En el Korova los chicos aseguraban que ni siquiera le gustaba el whisky y no se lo decía a Dave por ahorrar saliva. Empalmaba cigarrillos y whiskys, a solas, y solo escasas veces se dejó acompañar por una chica a algún motel. En cierta ocasión se marchó con Kristin Neil, una vieja amiga. Siempre me intrigaron tipos como aquel y a la noche siguiente no pude evitar la tentación de interrogarla. “Pike me dijo   cuando te acuestas con un tipo así no te limpias el semen, te limitas a recoger sus escombros”.
Poco o nada sabíamos de Arthur, solo rumores. Era un tipo hosco, reservado, muy discreto. Lo único que conocíamos eran sus fotos. Crudas, desgarradoras, muchas de sus imágenes podrían chorrear sangre. Imágenes tan  duras que hasta un tipo del club aseguraba que lo habían echado de varias guerras por violento, pero siempre creí aquello una exageración. Sin duda fue Dave Manilow, el ladino dueño del Korova, quien mejor le comprendía. “Pike, echa un vistazo al local. Todos estos tipos vienen aquí escapando de su vida: matrimonios quebrados, trabajos que huelen a diez años y un día, y jardines de deudas. Fíjate en Arthur, él no huye de los de los horrores de las guerras. Un tipo como él busca encontrar aquí las ruinas que echa de menos”.
            Recuerdo la única ocasión en que hablé con Arthur. Llegó al club a primera hora, cansado, avejentado, con aspecto de llevar tanto tiempo sin dormir que hasta a su whisky le habían salido arrugas. Arthur se percató que le miraba “Esta maldita profesión se justificó   ha cambiado tanto… . Cuando yo comencé este trabajo te jugabas la vida y cobrabas por ello. Y a ese le respetaban. Ahora todo ha cambiado. La maldita televisión manda. Un tipo sale dos minutos en ese chisme, haciendo un análisis de lo que pasa en la otra punta del mundo desde un estudio, y se hace rico y famoso, y por la tarde vuelve en coche a casa con su mujer y su hija, mientras los tipos que se dejaron la vida por llevar unas fotos o unas imágenes nunca son reconocidos. ¿Sabes? Ayer murió un amigo. Más de veinte años haciendo fotos en guerras sin un maldito dólar para comprar medicinas al retirarse. Andaba tan apurado que en sus últimos días vagaba por las calles, tan miserable, que hasta los mendigos hacían cola para dejarle limosna.
En ese momento me percaté en una pequeña caja que Arthur llevaba consigo y había dejado sobre la barra, al lado del whisky. “Es muy triste muchacho dijo poniendo una mano encima pasar tu vida de guerra en guerra, para a tu vuelta encontrarte con que en el tanatorio al incinerarte les hace falta ponerte al menos un par de trajes para reunir las suficientes cenizas”.


Comparados con la guerra, los demás aspectos de la conducta humana son triviales.
General George S. Patton Jr. (George C. Scott) · Patton

2 Comentarios:

At 08 octubre, 2013 16:53, Blogger Unknown dijo...

Que duro y triste relato, pero a la vez soberbio!!!

Me encantan sus relatos.

Besos

 
At 04 noviembre, 2013 04:39, Blogger Hector Rivera C dijo...


Buenas tardes Pike, cuanto tiempo sin un buen whisky sin soda y una buena historia.

 

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