Policías y profesionales
- Chico, la decisión es tuya.
Tienes dos opciones: la primera es tenerme cada noche aquí, haciendo preguntas,
molestando a clientes y arrestando a cualquiera sin motivo. Eres consciente de
ello, ¡tú mejor que nadie sabes que en este bar es sospechosa hasta la forma de
tocar el piano de Larry! Y la segunda, muchacho, es pagarme y yo me ocuparé de
que nadie te moleste.
Dave Mannilow, propietario del
Korova, escuchó esa frase unos meses atrás saliendo de Lester Coleman, sargento
de policía de Chicago. Y aceptó.
Cada semana Lester pasó por el
local a recaudar lo pactado por su protección. Dave, desconfiado por naturaleza,
nunca lo vio claro. El club estaba tranquilo y no había problemas, pero le
incomodaba tener en nómina un poli corrupto. "Pike” - me decía - “las cosas
tienen un orden natural. Es como si una de las chicas del club montara una
clínica de tratamiento de enfermedades venéreas”. Con el tiempo, Lester delegó la recaudación en
dos hombres de su confianza en la comisaría: Zack Cassidy, un irlandés
gordinflón, y Hank Nueces Collimore, conocido por llevar siempre los bolsillos
de estos frutos secos que no cesaba de comer. Pero a ellos no les bastaba con
cobrar y les gustaba pasar un rato disfrutando del local. Al poco, el par de
cientos se convirtió en quinientos dólares semanales y, además de las chicas,
aquellos polis daban buena cuenta del whisky del club.
Para cuando Dave reaccionó
aquellos tipos se habían instalado en su local, ocupando a las chicas y
saqueando su bodega. La gota que colmó el vaso fue la noche que Rose Seeborn
volvió al Korova con los ojos morados. Rose era una de las chicas mas populares
del Korova, capaz de hacerte el amor en colores, pero para Zack Cassidy no fue
suficiente y prefirió divertirse con ella a golpes.
Dave tuvo claro que estaba en
problemas y debía tomar una decisión. Ni siquiera con sus raíces judías, por
las que pedía presupuesto por escrito antes de acostarse con una prostituta,
escatimó gastos: contrató a Mad Sam DeEstefano, un sicario profesional acostumbrado a golpear y esfumarse después por
unos meses en Italia, esperando que escampara la polvareda. Vinculado a la
banda de Frank Nitti, Mad Sam era un tipo de reputación impecable, un auténtico
profesional, de los que podían dispararte en seis idiomas diferentes y con años de experiencia en el currículum. Después, la gente de Frank
Nitti, se encargaba de repartir hábilmente algunos dólares para tapar su
trabajo.
Las
muertes de los dos esbirros de Coleman pasaron inadvertidas. A Zack Cassidy le
tirotearon en un callejón. A pesar del plomo que llevaba en la barriga el
forense afirmó que barajaba la hipótesis de la obstrucción intestinal como causa más probable de la muerte. La
autopsia a Hank Nueces Collimore afirmaba que había muerto por una indigestión
de nueces. El detalle de que se las hubiera tragado con cáscara lo dejaba pasar
por alto. Algo más de revuelo despertó la muerte de Coleman que apareció en un
burdel, desnudo, vestido únicamente con un billete de cien dólares y cerca de
cincuenta tiros en el cuerpo. "Hallado el cadáver de un inspector de policía, se
sospecha que pudo ser asesinado," llegó a arriesgar la breve noticia que
apareció en la página dieciocho del Chicago Esquire.
Aunque
se trataba de un policía, los chanchullos de Lester Coleman eran conocidos
entre sus compañeros, y ninguno puso ahínco en aclararlo. Con el periódico en
la barra del Korova comenté el asunto con Dave. Él, sin dejar de secar las
copas, me comentó con la rotundidad del que sabe de lo que habla: "Pike, amigo,
llevo demasiado tiempo en este mundo como para estar cómodo en este asunto. Si
una cosa me ha enseñado esta ciudad, es que cuando ha de hacer tratos con gente
que está fuera de la ley, uno ha de asegurarse que, al menos, sean
profesionales."
— Para dominar la naturaleza primero se debe aprender a obedecerla.
William of Baskerville (Sean Connery) · El nombre de la rosa
3 Comentarios:
Menos mal los polis de Chicago no eran tan del gremio como los colegas de Serpico. Otros tiempos, claro. Saludos.
Estos polis tras de gordos, hinchados y con paperas!!!
Extrañaba tus relatos...
Besos
Hace mucho que no pasaba por acá. Está genial.
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