lunes, septiembre 30, 2019

LAS PRISAS


O me estoy haciendo mayor o muy lento, porque necesité temporada y media para detestar a Seitaridis y, mientras, a otros les basta con un par de partidos para condenar a un jugador. Son tan rápidos que le hacen la autopsia a un futbolista antes de que su cuerpo se haya enfriado. Con un par de resultados pasan del amor exacerbado al odio irracional, sin término medio ni periodo de adaptación. Cambian de opinión con facilidad y no por un punto cercano, sino por el más alejado de su posición. Puede que sólo sea una consecuencia de un país donde su presidente una mañana cualquiera afirma que le provoca insomnio gobernar con el mismo partido con el que ha estado gobernando el último año y medio. O puede que yo me esté haciendo mayor y lento a la vez.

            El Atleti se puso líder y la hinchada destilaba ilusión con los fichajes, el Cholo o incluso el peinado de Marcos Llorente. Todo valía. Hasta los dos fichajes de 2017, Costa y Vitolo, parecían despertar con efecto retardado. Luego llegó el parón de selecciones e hicimos lo de siempre, aburrirnos, pensar en nuevas elecciones o en ponernos a dieta, hasta que regresó la liga y comenzamos a preocuparnos otra vez por las cosas importantes. Contra la Real Sociedad llegó la primera derrota de la temporada. Es cierto que fue una derrota sin coartadas, sí, en un partido en que salió todo mal y bastante suerte tuvimos con que el avión aterrizara de vuelta en Madrid sin contratiempos. Pero es igual de cierto que el Atleti seguía por delante de Madrid y Barça, o de que se trataba de la primera derrota, pretemporada incluida, para segar tan pronto las ilusiones. Ahora hay prisa por criticar rápido y si se puede ser hiriente mejor. Y no podemos esconder que hay obviedades, como que a Joao Félix le están sobrando los últimos veinte minutos de cada partido, igual que a mí los tres últimos gintonics de los sábados por la noche. Pero igual de obvio como que tiene diecinueve años y es un jugador en formación o que el equipo ha tenido este año una importante transformación y necesita un periodo de acoplamiento. Pero no hay tiempo para dar tiempo.
            Llegó septiembre, la vuelta a las clases, el periodo de adaptación de los niños y Correa sin encontrar plaza en un cole nuevo. El argentino cotiza a la baja en el Metropolitano y no le ha costado a la turba cebarse con él. Ni en desdeñar a un jugador que nunca ha regateado el compromiso ni el esfuerzo. Le llegaron rápido las críticas, los insultos y las rencillas pasadas, olvidando que en la vida hay que apoyar a los tuyos aunque creas que se han equivocado. Y olvidando que, sobre todo, hay que apoyarlos cuando tienes la certeza de que se han equivocado.
            Quizá el problema sea que se pierde poco y hay una corriente de atléticos que ya sólo están cómodos con la victoria. Me interesa poco esta gente, la verdad. Son los que sólo sienten orgullo por sus colores cuando les acompañan los triunfos. Los que pregonan su pasión cuando hay algo que celebrar. Pero seguramente son también los que olvidan que por muy seductora que sea la sonrisa de un triunfador, nada puede superar la sensación de ofrecerle fuego y compartir un cigarrillo, al tipo derrotado y con magulladuras que apura un whisky a solas al fondo de la barra.
(texto publicado originalmente en La Vida en Rojiblanco el 30 de septiembre de 2019 LAS PRISAS )

martes, septiembre 17, 2019

LAS NOVEDADES


Me entusiasmo tan fácilmente con el Atleti que basta con el cambio de un utillero y un par de carteles de publicidad del estadio en verano para que mire con ilusión la próxima temporada. Estrenar algo, sea un jugador, una camiseta o una cicatriz siempre agrada, porque los veranos ilusionan cuando hay caras nuevas y no cuando te cruzas todos los días con las mismas en el ascensor.
Si un político o un director deportivo dice que pondrá todas sus energías en algo, yo revivo aquel momento en que decía a mis padres que me iba a esforzar al máximo, que lo daría todo en la biblioteca. Y lo daba. En la cafetería de la biblioteca, para ser más exactos. Por eso acojo con escepticismo los fichajes o los esfuerzos denodados. Si aterriza en España un veinteañero inglés con los brazos cargados de tatuajes, lo normal es que en dos meses sea antes noticia por hacer balconing que por congraciarse con la afición. Pero Kieran Trippier, con alguna frase amable y un par de sonrisas, la base para para empezar a ligar de toda la vida, nos ha conquistado. Ya habrá tiempo de ver cómo se le da lo de jugar al fútbol. Muy diferente ha sido el debut de Lodi, que en su estreno como jugador rojiblanco igualó el record histórico de Torrisi y Seitaridis —respeto a las leyendas—, expulsados en sus primeros noventa minutos de Liga. Un precedente como para coger el primer vuelo de vuelta a Brasil. Sin escalas.

Pero si hay una novedad que de verdad seduce a los rojiblancos, es la de João Félix. Muchos aficionados ya se han ilusionado con él porque le ven muchas similitudes con Kaká, que precisamente es lo que a mí me preocupa. En cualquier caso, se trata sin duda de un jugador especial que apunta a estrella en sus regates, firmando autógrafos o encontrando un rincón para orinar. Le bastó el primer partido para dejarnos una jugada de autor y el segundo para urdir el lance decisivo del encuentro. También los rivales han debido notar que apunta a algo grande, porque en ciento ochenta minutos ya le han realizado varias de esas entradas en las que saltan sudor, sangre y la virgulilla de su primer nombre. Este jugador durará en el Atleti un año, dos o los que sean, pero no me voy a preocupar. Sólo pienso en disfrutarlo porque me ha hecho recuperar aquella vieja sensación de cuando comenzaba un nuevo curso y ya tenía a la vista las fiestas de las facultades de enfermería y magisterio.
Además de los fichajes, esta temporada tenemos novedades en la capitanía. La ocuparán Koke y Saúl, dos canteranos que suman juntos casi setecientos partidos de rojiblancos; junto a ellos, Giménez y Oblak, otros dos jugadores a los que se les acumulan temporadas, batallas y títulos con el Atleti. Ves este bagaje y asusta pensar que años atrás el club adolecía tanto de ese vínculo con sus futbolistas, que nombraron capitán a Costinha recién llegado a Madrid, cuando el liderazgo no le alcanzaba todavía ni para organizar la cena de Navidad del equipo.
Y otro de las novedades que puede darse, de aquí al cierre del mercado, es la salida de Ángel Correa. El argentino es un jugador con talento, quizá irregular e inconstante, que no ha explotado como se esperaba, pero con una edad en la que lo mismo puede acabar rompiendo en un futbolista excepcional que viviendo en una autocaravana. En la grada hay división de opiniones con él, pero un jugador con su historia, su intermitencia y ese costurón que le atraviesa el pecho, rezuma ADN atlético.
La Juventus gasta este verano ochenta millones para fichar a De Ligt y en el primer partido de liga la novedad en la defensa es que juegan Bonucci y Chiellini. El Atleti realiza ocho fichajes, ocho novedades en la pantilla y los dos primeros partidos de Liga los gana uno a cero. Cholo Tancredi Simeone. Cambiarlo todo para que nada cambie. Las novedades se nos desgastan rápido.


(texto publicado originalmente en La Vida en Rojiblanco el 29 de agosto de 2019 LAS NOVEDADES )